El ser humano es una de las especies donde sus crías nacen más inmaduras, por lo que el cuidado maternal es fundamental para su sobrevivencia.
El cuidado maternal tiene que ver con los cambios psicológicos, emocionales y cognitivos que se expresan conductualmente en la mujer, durante su transición a la maternidad (embarazo, parto y puerperio) y su finalidad tiene que ver con la supervivencia de la especie.
Aunque no existen tantos estudios en relación a los cambios cerebrales en el ser humano durante la maternidad, si se sabe que uno de los principales sistemas que se modifica es el hormonal, y que este a su vez, es el responsable de modificar la mayoría de los sistemas y órganos del cuerpo de la mujer, incluso el cerebro.
Se ha visto que las hormonas tienen un efecto a nivel de las neuronas, generando modificaciones en ciertas zonas, por ejemplo: las asociadas a la sensación placentera de la madre al sentir, pensar, ver, oler u oír a su bebe, produciéndose una especie de enamoramiento, así como la motivación a querer (y necesitar) seguir haciéndolo. Otra zona que se ha visto que se activa, es la relacionada con la detección de posibles peligros a los que pudiese estar expuesto el bebé, lo que resulta absolutamente necesario para mantenerlo con vida. Y por último, estudios han demostrado la activación de zonas neuronales relacionadas con la capacidad de la madre para autorregular sus emociones y de esta forma facilitar la regulación de las emociones de su bebe; así como también el poder inferir o interpretar sus estados mentales y afectivos.
Todo esto resulta fundamental para sentar las bases de un vínculo afectivamente cercano entre madre y su bebe, sin embargo cabe señalar que aunque las investigaciones tanto en animales como en humanos han demostrado que la función del sistema hormonal es clave en el cuidado materno, para que este se mantenga en el tiempo y se vaya adaptando a las demandas, es fundamental la interacción con su bebé.